Cuando las quejas y los reproches empiezan a ocupar el espacio de la comunicación, las problemáticas a afrontar en la vida se complican aún más. Poder “pararse” y darse un espacio y un tiempo para revisar, con tranquilidad, los hitos y la historia de la pareja puede resultar enriquecedor siempre que se cuente con un marco de cuidado y confianza desde donde poder hablar y escuchar, desde donde ir descubriendo lo que cada uno siente y necesita, sin que las defensas o los ataques estén en primera línea.

En un espacio psicoterapéutico, tras establecer una relación de confianza, la pareja puede encontrar ese lugar propicio en donde aparcar las emociones que enturbian los deseos y las necesidades más genuinas y profundas. En ese espacio y dentro de un proceso de tratamiento la pareja vivirá cambios y aprenderá formas nuevas de relacionarse.

Detenerse a escuchar al otro, sin juzgarlo y sin responder rápidamente, observar sin criticar la  reacción propia ni la del otro, irá permitiendo retomar las responsabilidades y las capacidades propias para seguir creando una relación satisfactoria en donde el amor y la alegría ayuden a resolver los conflictos que la vida plantea a lo largo de las distintas etapas.

Poder trasformar las dificultades y las problemáticas en oportunidades para conocerse más y mejor es todo un arte y es también uno de los principales objetivos de todo trabajo psicoterapéutico.

Realizo un tratamiento adaptado a cada pareja y a cada uno de sus miembros, en particular. Desde el primer momento es importante formar un equipo de trabajo entre la pareja que tiene dificultades y el profesional que va a ayudarle en las mismas. Al mismo tiempo que se realizan las labores de evaluación se va creando el espacio de confianza adecuado que permita comprender y desvelar las dificultades que impiden a la pareja resolver los problemas que se les presentan.