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Del trauma se sale solo pero siempre desde una relación de intimidad profunda con otro.

El encuentro con un “otro” diferente será una ocasión privilegiada para poder abordar con más recursos las consecuencias negativas de las vivencias traumáticas.

Los hechos acontecidos en nuestra biografía nos han ido configurando, han ido dando lugar a los sujetos que hoy somos, sujetos siempre sexuados. Cuando los acontecimientos vividos han sido traumáticos se pueden producir quiebras en el devenir de la narrativa desde la que construimos nuestra historia, formada por la interconexión de múltiples historias: las familiares, las de la pareja, las que construimos con cada persona o con nosotros mismos.

La pareja como potencialEl trauma psíquico, cuando es producido por la acción de otro humano y más aún si es un cercano, genera desconfianza, dificultades en la regulación emocional y conflictos en las relaciones interpersonales. Las personas, ante una experiencia traumática, podemos responder de múltiples formas: negando lo que ha ocurrido, evitando el contacto, cerrándonos o congelándonos; estando en alerta para evitar que vuelva a suceder, con hipersensibilidad o hiperactivación; quedándonos en contacto permanente con el hecho en sí, reviviéndolo.

La pareja tiene un potencial creativo como institución, desde donde seguir configurando las identidades sexuadas de sus miembros a través del deseo de encontrarse y de entenderse, sabiéndose dos; iguales y, a la vez, diferentes. Valorar esta diferenciación, tolerándola, a veces, y disfrutándola, otras, será uno de los ejes que da a la relación de pareja un lugar especial en el mundo relacional y afectivo de la persona.

La fuerza que el nacimiento de una nueva pareja da a sus miembros puede ser un motor de valoración que permita restablecer la confianza perdida o dañada por los acontecimientos traumáticos vividos en los que se hayan visto implicadas relaciones afectivas significativas (en la familia de origen, en relaciones anteriores a la relación de pareja actual, en otro tipo de relaciones, de fuerte compromiso afectivo, como son las de amistad, etc.). El encuentro con un “otro” diferente será una ocasión privilegiada para poder reubicar las vivencias de otra forma, y, al mismo tiempo, necesitaremos no pedirle a la relación más de lo que ella puede dar, no cayendo así en una exigencia que la bloquee.

Tomar conciencia de que la pareja, con su condición sexuada, se apoya en la vulnerabilidad, y no en el poder, ofrece la posibilidad a cada uno de los dos miembros de ser fuerte y, al mismo tiempo, frágil. Ambos se necesitan mutuamente y no se explica uno sin el otro. Este será otro de los ejes fundamentales que permitirá es abordar con más recursos las consecuencias negativas de las vivencias traumáticas.

La pareja, como relación cumbre de las relaciones interpersonales, se verá intensamente afectada, tanto en su constitución como en su desarrollo, por las consecuencias de los traumas.

El deseo de compartir, todo lo que sea posible y no todo, será uno de los motores más importantes que dará fuerza a la hora de abordar los roces, los conflictos, las inadecuaciones o las dificultades que se presentan en el devenir de la relación. Cuando la persona –a veces uno, otras veces, otro, o ambos- ha vivido una experiencia traumática significativa se dificultará el abordaje de todo lo anterior. No será igual si ha sido algo vivido por uno de los miembros de la pareja en el pasado, si ambos tienen experiencias traumáticas, o si han tenido que atravesar la situación traumática a la vez en el transcurso de su relación.

Diversas serán también las actitudes que sostienen una u otra respuesta. Es importante saber que las actitudes combativas y normativas darán una cierta sensación de control, inicialmente; si bien, creemos que sólo las actitudes comprensivas irán permitiendo la elaboración de lo ocurrido y el desarrollo de la relación de pareja.

En la Jornada de encuentro-reflexión que sobre Trauma y Pareja va a tener lugar el 25 de noviembre en Madrid y que hemos titulado: “Traumas psíquicos, su influencia en el establecimiento, mantenimiento y desarrollo de las relaciones de pareja”, trataremos de esclarecer las distintas formas en que la relación de pareja puede verse afectada -tanto en su establecimiento, como en su mantenimiento y en su desarrollo- ante las experiencias traumáticas vividas por uno, otro o ambos miembros, antes o durante la vida de la pareja; destacando el carácter potenciador que la pareja tiene a la hora de favorecer o de dificultar la elaboración de las experiencias traumáticas vividas por sus miembros.

En ella desarrollaremos, con conceptos teóricos y casos prácticos, aspectos relacionados con el abordaje del Trauma y con la intervención en Terapia Sexual y de Pareja, a través de una metodología participativa.

Puede completar la información a través de trauma y pareja

 

 

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